La cirugía plástica tiene como objetivo lograr -o acercarse- a la estética corporal deseada, cambiando la forma de determinadas partes de nuestra anatomía como pueden ser: aumentar o elevar las mamas; reducir el volumen de zonas concretas del cuerpo; mejorar la estética del abdomen; etc.
Pues bien, asociar el ejercicio físico con la cirugía estética (junto a unos buenos hábitos nutricionales y un estilo de vida saludable) es la mejor estrategia posible para mejorar exponencialmente el resultado de la intervención. También es la clave para ayudar a mantener esa imagen corporal deseada a lo largo de nuestra vida.
Un programa deportivo bien organizado ayuda a mejorar el tono muscular evitando la flacidez y permite lograr así un cuerpo más esbelto. También mejora la flexibilidad de la musculatura, hecho importante para evitar dolores y recuperar mejor de las posibles lesiones. Además, nos permite mejorar nuestra resistencia y usar las grasas como fuente de energía, consumiéndolas y mejorando así nuestra composición corporal y la salud en general.
Ejercicio físico aplicado a la cirugía estética
Antes y después de una intervención de cirugía estética, el ejercicio tiene 4 objetivos, desde nuestro punto de vista:
Llegar en las mejores condiciones físicas y psíquicas a la intervención
El objetivo del deporte en la fase preoperatoria es potenciar el tono muscular y mejorar los sistemas circulatorio y linfático. Esto ayudará a que la regeneración de estructuras y tejidos sea lo más rápida posible tras la intervención, y a que haya menor atrofia muscular. Un beneficio adicional es que el ejercicio también nos ayuda a reducir la posible ansiedad previa a la operación.
Para trabajar en esta fase utilizamos diferentes técnicas de entrenamiento muscular que buscan mejorar el tono de las zonas que serán tratadas en la cirugía, además de toda la musculatura en general. También podemos aplicar técnicas de relajación, fisioterapia respiratoria, masajes, drenajes linfáticos y venosos.
Ayudar durante el tratamiento postquirúrgico
En esta fase la intervención, el objetivo del ejercicio físico es tratar al paciente con técnicas similares a la fase anterior (preoperatoria), para evitar posibles complicaciones y/o reacciones adversas en todo este proceso, como pueden ser los edemas circulatorios y linfáticos, contracturas musculares, inflamaciones de tejidos blandos, atrofias musculares, problemas respiratorios, problemas de cicatrización y estrés.
En cuanto al entrenamiento muscular debemos respetar los tiempos de cicatrización que tiene cada intervención. Una vez cumplidos, iniciamos los ejercicios musculares de forma progresiva.
Potenciar el resultado de la operación
Después de una fase de ejercicios musculares iniciales -y una vez que la recuperación de la intervención es total- proponemos un programa de acondicionamiento físico en el cual la idea fundamental es centrarnos en las motivaciones, objetivos y las capacidades personales del paciente para que logre sus propósitos.
Una vez los objetivos y el nivel del paciente están bien definidos, iniciamos las sesiones de entrenamiento en las cuales se incide en el trabajo de tono muscular, cardiorrespiratorio y de flexibilidad muscular para lograr esa estética esbelta, atractiva y armoniosa que el paciente se ha propuesto.
Cabe destacar, que este programa de entrenamiento va más allá de objetivos puramente estéticos. La estética será una consecuencia de todas esas acciones que el paciente hará para tener más fuerza, resistencia y una óptima salud física y mental.
Integrar el hábito para estar más sano y ser más atractivo a lo largo de una vida
Integrar el hábito es el objetivo más importante para cualquier persona. El cuerpo tonificado y atractivo que todos deseamos se alcanzará tarde o temprano si se integra en la vida el hábito de entrenar, alimentarse bien y llevar una vida ordenada.
¿Cómo se puede lograr este objetivo? Estas son algunas de las claves que pueden ayudar: en primer lugar, confía en el plan que te propondrá nuestro entrenador personal; y en segundo lugar, la clave es repetir continuamente las acciones deportivas y nutricionales que marca el programa, por lo menos durante tres o cuatro semanas (es probable que se necesite algún día más).
Para integrar el hábito es importante que el entrenamiento se haga de forma totalmente estricta y sin trampas. Si así lo haces, llegará el momento en que tus pensamientos y esas actuaciones que se repiten una y otra vez, se instalarán en el subconsciente y crearán en ti un hábito que puede cambiar tu vida.